Existen, según datos del Ministerio de Educación de Ghana, cerca de un 70% de personas que no saben leer ni escribir en alguna de las comunidades de Builsa. La comunidad de Luisa es una de ellas. Siendo este valor mucho mayor que la media nacional, basta con una visita sobre terreno para darse cuenta de los motivos: enormes distancias entre hogares y colegios, medios materiales y de profesorado insuficientes, colegios destrozados por la antigüedad de los mismos, niños trabajando en el campo y en las tareas del hogar, falta de electricidad o agua corriente, servicio sanitario y de limpieza escaso que hace enfermar a la población con asiduidad… la lista suma y sigue… y es por eso que es allí donde queremos centrar nuestra actividad en colaboración con ONG locales.

En Luisa conviven unas 850 personas y las familias suelen agruparse en hogares hechos de adobe y con tejado de paja, lo cual supone un problema en los cuatro meses de época de lluvia y un alivio el resto de año, donde el calor es abrumador. Su supervivencia se basa en los pocos productos que cultivan (por las condiciones meteorológicas tan variadas de una época a otra) y conservan durante el resto del año.

A pesar de todas estas adversidades, uno de los motivos que nos hizo decantarnos por Luisa fue la gran acogida que hemos tenido siempre que hemos ido, la cercanía de la gente en general y de los niños en particular, sus sonrisas y las ganas de progresar aún sin medios para ello.

Llegó a nosotros, casi por casualidad, la idea de construir un pozo de agua potable y una escuela de Primaria en esta aldea y después de convivir en dos ocasiones con todos los vecinos una temporada podemos asegurar que existe tal necesidad. Es por eso que nos hemos comprometido a ayudarles con esta iniciativa y tenemos muy claro que los beneficios que puede aportarles, sobre todo a los más jóvenes, puede suponer un cambio significativo en sus vidas.